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«hréle muerte después,
y asi vivo asegurado.
Matar á Celin pensaba,
mas temo que si asi lo hago,
me presuman instrumento
de tan imprevisto acaso:
pues siendo su opositor,
quando fue contra el Cristiano,
*ne sujeto á la censura
de un pueblo que le ama tanto.
*-° que importa, es inclinar
» Aderrarnen con engaños,
a fin de que le aprisione,
$>a™ lo qual es al caso,
Un* carta , que en su oprobio
rois iras falsificaron.
Con ella1.:»'mas gente siento:
retiróme : Cielo santo
favorece mis ideas,
pues mi Lien en ellas labro. Vatt.
Salen Aderrarnen y Cclifí.
Aderram. Dame,
Celin , noble amigo,
una y mil veces los brazos,
pues tanta dicha consigo
en tu valor esforzado,
como publica la fama
á p^r de los Cristianos.
Gtlin. Tus honras, Aderrarnen,
añaden á mi cuidado,
en nuevas obligaciones
otros empeños mas altos.
¿dtrram. A méritos tan notorios
vienen los premios escasos.
Mas ya que solos nos vemos,
gustaría que este rato
me refirieses la acción
de la batalla.
Celin. Pensando
que te obedezco en hacerlo,
uo excuso el executarlo.
Consternada la Morisma,
de mirar con sobresalto
el cerco , que á esta Ciudad
puso D< n Diego Faxardo,
aprestóse á la defensa
mas con ánimo tan flaco,
i
que rezelando su muerte,
la vio mas cierta en un pasmo.
Tres mil infantes valientes
puso el soberbio Cristiano
al frente de nuestros murosj
número que fue mirado,
sino superior al nuestro,
mas dichoso , pues logrando
( por la ventajt del sitio )
dos acciones, y .ortando
á este tiempo de las aguas
los conductos, nuestro camp»
sino temió su valor,
sintió en la sed sus estragos.
En este tiempo á Toledo
socorro pedisteis, dando
las órdenes á Tarif
de venir á nuestro amparo;
mas viendo que era forzosa
una salida en el caso
de verse desprevenida
la Plaza del necesario
sustento , con orden tuya
salí á buscar al contrario
una tenebrosa noche,
resuelto y determinado
á vencer ó quedar muerto,
que quien ha nacido honrado,
mas que su vida, respeta
de su opinión el sagrado.
Dos mil moros escogidos
llevaba , quando entregados
al sueño los enemigos,
sin prevención del asalto,
fue nuestro acometimiento
móvil de su mayor pasmo:
pues en confuso tropel
desunidos los Cristianos,
el que no apeló á la fuga
muerto quedó a nuestras manos.
Esta es , grande Aderrarnen,
la victoria que alcanzaron
tus armas, esta la empresa,
que añide á tus muchos lauros
la lealtad dt Celin:
éste el venturoso plazo,
que nuestra patria respira:
y ésta la gloria que añado
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