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i Pero qué importan mis males
si ve mi inocencia el Cielo?
¡Ay de mí, qué úuicamence
son testigos de mis ecos
las insensibles paredes
de este panteón funesto!
justo Alá! dadme favor,
pues sin él morir espero.
Pe:o si vivo infamado,
para qué vivir deseo?
Ah vil Mahomet!
¡ Quién pudiera
darte el debido escarmiento,
haciéndote mas pedazos
que tiene arenas el- Ebro!
Mas la Justicia Divina
(ya que yo no puedo hacerlo)
tomará por mí el castigo;
teme su rigor severo.
Reclinase congojoso en el asiento y sale
Tarft.
Tarf. Ya que Mahomet se queda
en el próximo aposento
podré con seguridad
hablar á Celin, y el medio,
que he premeditado darle,
para salvarle sin riesgo.
Celin. Quién va?
Levantándose acelerado.
Tarf. No te asustes: yo.
Celin. |Quién eres, que en el acento
quiero conocerte?
Tarf. Tarfe.
Celin. O amigo leal! qué es esto?
¿Cómo me bienes á ver,
si á este tenebroso centro
entra solo Mahomet?
Tarf. Escucha para saberlo.
Mientras hablan en secreto, sale ¿derramen
por la otra puerta,/ oyendo
gente se para.
Aderram. Por la escalera secreta
he llegado hasta este puesto,
y pienso::: mas gente escucho,
que está hablando con el preso:
aguardaré á que se vaya
el que fuere. Ocúltase.
Tarf. Todo aquesto,
y demás que te diré,
me ha encargado esc perverso,
y yo por salvar tu vida,
he trazado el fingimiento.
Escucha cómo ha de ser:
que con impulso violento
á puñaladas te mate
me manda Mahomet, y luego»
que le llame , porque entre ambos
fuera de aquí te saquemosj
y en el rio se sepulten
tu cadáver, y el secreto.
Aderram. Cielos, qué escucho !
Tarf El arbitrio,
que yo meditado tengo,
es hacer que yo te mato,
y que tú te finjas muerto.
De esra suerte:::
Aderram. Qué maldad!
Tarf. Yo le llamo, y él creyendo
qué estás sin vida , discurre
que cumplí bien su precepto.
Su ayuda querrá prestarme
para llevarte, y yo pienso
hacer que me dexe solo
con algún nuevo pretexto,
pues si él queda en la Ciudad»'
yo pretestaudo discreto
sacarte de ella en mis hombros»
para el designio propuesto,
te libro de sus rigores,
y á tu fuga doy fomento.
Cel. ¿Y si él quiere acompañarte
hasta el rio , y por sí mesmo
satisfacerse de tí?
Tarf. Entonces no hay mas remedÍGj
que pues tú sabes nadar,
apeles al elemento,
y que Alá Santo te ampare,
á proporción de mis ruegos.
Celin. ¿Cómo te podré pagar,
Tai fe generoso, un hecho
tan ¡lustre y alentado?
Dexa , yi q ie mas no puedo»
que hag < jesto sacrificio
de mi vida á tus pies puesto.
Va á arrodillarse, / Tarfe se lo ¡mp"*
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