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1$ Comedia en
y así prevente discreto
á cumplir estos encargos,
para que veas tú mesrao,
que si mi esposo irritado
te castigó , ya el remedio
al presente ha subsanado,
Rcldou , el pasado exceso.
De modo , que con crecidas
ventajas , te vas poniendo
en la estimación mayor
de los que tienes por dueños.
"Reíd. Señora::: Condes. No, nada digas:
el justo agradecimiento
no ha de ser con las palabras,
lo han de asegurar los hechos,
y así pues ves los favores
que has conseguido , en tu pecho
labra de una lealtad
los mas seguros afectos.
Porque de no ser así,
los intereses perdiendo, Con tevertd.
el honor, la libertad,
y principalmente, el feo
borrón de la ingratitud,
te servirán de escarmiento,
y quedarás con la ñora
de infiel y vil, produciendo
contra tí mismo las iras
d i mas infame desprecio. Vase.
Reíd. No hay duda que si obro mal,
tanto favor destruyendo, Como pea-
como del Conde y Condesa (sativo.
he recibido , me quedo
á ser retrato en el mundo
de lo mas vil y perverso.
El Conde me estima mucho,
bien lo dicen los efectos:
igualmente la Condesa
esa mostrando lo mesmo:
Odont'll me dice bien,
cumplir fiel en lo que debo>
y olvida ido los agravios
servir leal::: pero cielos!
olvidar agtavios dixe? Con emoción.
no, corazón, no convengo:
yo sin venganza e:i mi orensa?
en mi rostro tal desprecio,
y no he de sarisfaceime
con la sangre del que fiero
tres Actos,
me hirió, y ultrajó cruel?
No es posible, yo no puedo
dexar de obrar riguroso,
pues la it juria abraza el pecho.
Ni los empleos del Conde, Con resé-
ni el regalo que me ha hecho (¡ucion.
la Condesa, son capaces
á borrar mi pensamiento;
y asi, corazón ayrado,
á conseguir el intento: C«n ira,
á derramar esta sangre
que quisiera beber ciego.
Que aunque vea los castigos,
aunque conozca los yerros,
aunque tema el precipicio»
hasta que yo satisfecho
no sacie tanto rencor
como conservo en el seno,
no he de mudar de ¡atención,
para que sirva de exemplo
al mundo, y todos los hombres
un corazón que sangriento,
sin que intereses le venzan,
sin que le basten empleos,
consiguió vengar su ofensa,
logró vengar el exceso
de señalar en su rostro
agravio tan manifiesto.
Fuego que voraz me abrasa,
y no templará su incendio,
sino el horror,la impiedad, Con dests-
la tiranía y despecho: (ptraciop.
Conde, guárdate de mí,
que será tu vida pienso,
ruina , perdición , estrago,
rayo , relámpago y trueno»
ACTO SEGUNDO.
La decoración del ¡alón largo , y sale
Rfldoti como recelándose de alguna,
traición.
Reíd. Corazón que turioro te arrojaste
á la venganza mas cruel y acerba,,
no en la ocasit-n te abaras temeroso,
sigue siempre la acción que altivo
intentas. fáal)
Si al Conde le doy muerte fq'.e me es
no sació mi rencor, y mi sobe.lúa»
con un aliento solo no consigue
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