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La Condesa
La Condesa procura ganar la espalda de
Reldou para herirle,/ él siempre la presenta
el niño y en cuyo tiempo suena dentro
algún ruido y y la voz. del Conde, ó,
la qual Reldou se llena de confusión.
Dentro Conde. Entremos en el Castillo»
Reíd. A y infeliz, que estos ecos
son del Conde ! cruel fortuna,
á hacer el último exceso.
Vase corriendo llevándose el niño.
Condes. La voz oí de mi esposo»
y pues que libre me veo,
voy a correr á sus brazos. Vase.
Se descubre decoración de selva larga: el
foro será la fachada del Castillo con sus
torreones,/ almenas: en medio tendrá la
puerta, ésta tendrá su puente levadix.ay
pero al descubrirse estará tendida para
que á su tiempo salga la Condesa,/ salen
el Conde , Odonell y criados.
Cond. Ya, Odonell, se acerca el tiempo,
en que de tu lealtad
pueda quedar satisfecho.
Odón. Con mi cabeza afianzo
la verdad de lo que expreso.
Cond. Entremos, pues en el tuerte.
Sale la Condesa. Antes, esposo, pues 1 Ie-
á tus brazos por fortuna (go
atiende de un monstruo horrendo
la bárbara atrocidad,
porque otra vez mas atento
repares á quien confias
tu esposa, casi y respeto.
Reldou, ese vil traidor,
monstruo infernal del averno
en ultrage tuyo y mió,
intentó de mis afectos'
poseer la libertad; El Ccnde se altera.
contra tu honor usó ciego
de aquel gran poder, y al fin
con aqueste agudo acero
(que contra la tierna vida
de Onovio esgrimía fiero
sino asentía á su gusto)
mi valor y heroyco esíuerzo
quitarle intentó la vida,
dándole justo escarmientos
pero puso en su defensa
Jenovitz, 23
de nuestro hijo el tierno pecho,
y al escuchar que llegabas,
a las almenas soberbio,
con el inocente en brazos
sube veloz el protervo.
Cond. De tu libertad, tu vida,
y tu amor voy satisfecho,
uniendo los accidentes:
pero no perdamos tiempo,
y á libertar nuestro hijo
vamos pues.
Condes. Eso deseo.
Al tiempo que hacen acción para entrar
en el Castillo, suena dentro ruido de cadenas
, / aparece Reldou con Onovio en
la muralla, en acción de que levanta el
puente levadizo, y levantado éste, queda
cerrada ¡a entrada, y ¡os que están
en la escena confuios.
Reíd. Levantada ya la puente,
á ninguno entrar concedo.
Odón. Ay Señor, que este inhumano
la mayor maldad ha hecho,
pues levantando la puente
levadiza, él mismo dentro
quiere hacernos resistencia.
Cond. Se puede encontrar un pecho
mas voraz ! ha del Castillo.
Reíd. Quién llama?
Cond. Su mismo dueño.
Reíd. Ese por ahora soy yo.
Cond. Bárbaro, infiel::: Reíd.Deteneos,
que escusando digresiones,
y cansados argumentos;
pues estoy desesperado,
voy á daros prueba de ello.
Tú, Conde, en aqueste rostro
formaste ayrado un extremo
de r3hia , de ira y de enojo,
cuyo agravio (que en el pecho
he guardado rencoroso)
ha fomentado mis yerros.
Ni tus finezas, favores,
confianzas, cargos, ni empleo
han podido mitigar
el volcan en que me quemo
de la rabia , hasta vengarme:
para conseguiilo , ciego,
he inventado las traiciones
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