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La Presumida y la Hermosa.
22
que habernos de hacer?
Diego. Don Juan,
ya sabéis , como cautivo
estuve , mi libertad
ordenó el Cielo Divino;
pero esto quiere mas tiempo.
De Santiago vine , amigo,
á mi casa , y al entrar
en Sevilla , ese atrevido
Caballero , si lo es,
con otros dos , vi , que altivos
maltrataban dos mugeres
de palabra , y fué preciso
oponerme , como noble,
á sus locuras : reñimos,
y sucedió lo que veis:
haced , que á un criado mío,
que con las muías sospecho
que se retiró::- Chocol. Quedito,
que se va llegando gente:
venios los dos conmigo,
porque ir Don Diego á sn casa,
es ponerse en el peligro:
á la nuestra irá. Juay. Qué dices?
Chocol. Cuerpo de Christo conmigo,
calla con dos mil demonios.
Diego. Chocolate en lo que ha dicho,
ha dicho bien : en la vuestra
retirado , podré , amigo,
dar aviso á mis hermanas:
y que Don Pedro mi tio
solicite este negocio.
Chocol. Catorce varas he visto,
y setenta plumas : vamos.
Juan. Estás loco ? tienes juicio?
don Je llevas este hombre?
Chocol. Al infierno : lindo arbitrio!
ha de faltar una casa?
déxale , que esté cautivo,
entre tanto que nosotros
nos libramos. Jimn. Bien has dicho.
Vanse , y salen Inés y Elena.
Jr«^*.Eiena , Elena. Elena. A otra moza
debes de llamar , no á mí.
Jurs. Pues cómo te llamas , di?
Elena. Doña, Elena de Mendoza.
Inés.T ti Doña E!ena?ü7í'w¿j.Aun me falta
otro título. Inés. Y quál es?
Elena. Doña EJena soy , Inés,
de Mendoza y de Peralta.
Jiies De Peralta? Elena Qiién lo ignora?
Inés. Ya tu vanidad enfada:
no eres como yo criada?
Elena. No , amiga , que soy señora.
Inés. Señora tú ? qué accidente
te dio este título ? Elena. Amiga»
si quieres que te lo diga,
dirételo brevemente.
Mi señor , á quien yo llamo
amo , me adora y me llama
ama ; y sin duda lo soy
hoy de su vida y su alma.
En fe de que es ya mi esposo^
oso llamarme Peralta:
alta , porque una señora,
hora no tiene de baxa.
Verme su muger espero;
pero porque su palabra
abra el oro , que yo encierro,
cierro con toda la plata.
No hay que fiar de hombres , pues
es el mejor , ¿i se embarca,
barca , que escurre la bola,
ola , y nos dexa sin blanca.
Primero que con su venda
venda el amor nuestra cara,
cara , aunque mas se carcoma,
coma el hombre la manzana.
Yo , en efecto , si serví,
vi , que quien quiere ser ama,
ama el ser señora ; pues
es mal hecha una criada.
Ya no lo soy , porque soy
hoy la dueña , y de la agalla
halla mi hermosura , que
he de dexar á mis amas.
Si quieres ser mi doncella,
sella la desconfianza,
fianza que hago por darte
arte para mi privanza.
Y sino quieres servirme,
irme pretendo á mi casa,
á saber si mi Don Diego,
Diego Moreno se llama.
Y no me nombres jamas,
mas que Doña Elena casta,
hasta que en él para todos,
todos me llamen Peralta. Vase.
Sa-
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