http://dl.ub.uni-freiburg.de/diglit/jueces1820/0020
taño
ef-
13
háí
tu*
puc*
muy
no.»*1
troU'
fíerm. No.
Conra. ¡Me haces estremecer!
/fcrm. Por el tribunal secreto, (erc Jorco
so vibrio.)
Conra. ¡Dios mió! ¡proscripto! (gruesa
ig.móviL ) | proscripto !
fíerm. Sí, pero inocente.
Conra. ¿Te han citado?
Hcrm. Tres veces.
Conra. ¿Y no te has presentado? (cora
viveza. )
Hertn. No.
Conra. ¡ Qué profieres ! estás perdido.
Tu sentencia se hallará pronunciada
sin duda alguna: lavara terrible se
habrá roto en señal de tu condenación
. Huye desgraciado , huye , sál
al momento de este palacio.
fíerm. ¡Pues qué! ¡me abandonas!
Conra. No puedo.... no me atrevo á escucharte
ya.... huye , huye.
fíerm. ¡Qué es lo que hablas! ¿un caminante
, sea de la clase que sea, encuentra
asilo en tu palacio y se lo
rehusas á tu amigo , « tu hermano ?
Conra. Debo hacerlo.
fíerm. ¿Me echas de tu casa, cuando me
hallo abatido por el cansancio del
ESCENA XIII.
Conrado solo y como fuera de sí.
Conra. j Esta es la víctima que debo
sacrificar.' uó , no puede caber un
mi corazón tai inhumanidad. Ya partió
gracias al cielo.
ESCENA XIV.
Conrado y
el Peregrino.
Conrado viendo entrar al Peregrina
que se presenta muy pausadamente
, dice :
Conra. ¡Dios mió! ¿qué queréis? (con
voz terrible.)
Pereg. ¿Reconocéis esta prenda? (mostrándole
el guante.)
Conra. ¿Esta prenda?.... Sí; la reconozco
. (turbado.)
Pereg. ¿Y vuestro juramento?
Conra. ¡Mi juramento! ¿por qué m¿í
decís?.... (titubeando.)
Pereg. Aquí ha estado Hermand. ( mi"
rándole con intención.)
Conra. Ahora acaba de salir,
camino, sin amparo y después de Pereg. ¿Y vos que decís, en esta sala?
cinco anos de ausencia ? Conra. No : voy á seguirle , pero ¿por
Unra. Es forzoso: mi sangre, mi vi- qué camino podré?
da , todo es tuyo ; pero en este mo- Pereg. Se os indicará,
memo sino huyes , estás perdido sin Conra. Sabéis que es á mi hermano, 4
fjT^.me^}°' mi amigo, al que ordenáis que....
C'úó i °' ?0che » * estas horas» Pereg. Pues está sentenciado, ¿qué 09
,.11CKlr^ ír P°r unos caminos importa lo demás? Si pasada una hu-
■ ra respirase todavía , no compareceréis
ante el íribunal como miembro>
suyo , sino como acusado por delin*
cuente.
Conra. ¡Hermand! ¡Hermand!
Pereg. Si por desgracia no sucumbe
á vuestros golpes, ni él ni vos escaparéis
á los de lo3 invisibles. (vá-
se. )
ESCENA XV.
tan peligrosos ?
Conra.No hay arbitrio: necesitas hacerlo.
fíerm. Alberto es mi verdadero amigo.
Conra. No puedes salvarte.... huye....
s;il de aquí.... créeme Hermand.
fíerm. ¿Huir sin despedirme de mi es-
posa, sin abrazar á mi hijo?...
Cunra. Es imposible lograr este deseo.
Yo seré el amparo de ambos. Vete
presto.... te lo ruago por lo mas sagrado
.... M,ra que te p¡eríies. Vete,
vete, (le Ueva agarrado hasta la
puerta. )
fíerm. A Dios, Conrado, á Dios, (váse.)
Conra. Corre, atraviesa los valles, trepa
peñascos y sálvate.
Conrado solo.
Coura. ¡Jueces feroces! ¡jueces sanguinarios
! ¡no basta el que arroje de
mi casa a mi amigo , á mi hermano,
(en terrible agitación.) ú mi hues*
http://dl.ub.uni-freiburg.de/diglit/jueces1820/0020