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Conra. Deteneos: ya no es tiempo:
(con espresion doloroso,.) La desgracia
, ó por mejor decir, el crimen se
ha consumado. Hermand no ecsiste.
Motil. ; Quién ha sido el bárbaro , el
monstruo que ha cometido tal iniquidad
!
Conra. Oíd.... Maldecidme: {con de-
*e*péraeion.) Delante de vosotros
t*tteis á c?c hombre criminal , á ese
monstruo aborrecible.
¿líber. Tú.... (horrorizado.)
Motil. | Mi hermano!
Conra. Sabed que soy juez franco , y
el asesino de Hermand. (como fuera
de sí. )
Todos. [CtfeíotU (te espantan con movimiento
de horror.)
Conra. ¡Hermand era mi amigo , mi libertador
, mi huésped, y le he quitado
la vida!....
Alher. ¡ Cruel!
Conra. ¡ Era desgraciado , se veia sin
■Otilio , sin asilo y yo he podido
asesinarle!.... Monstruos que condu-
gisteis mi mano y que ahora os gozáis
con mi desesperación , temblad.
No he derramado tan preciosa sangre
paraque conservéis la vuestra...
Mi venganza será terrible.... (mirando
á'.ia la puerta. ) ¡ Dios poderoso
! ¡ Es "acaso ilusión lo que veo!
¡aquel rostro!... ¡aquellos vestidos!...
Es él.... Sí, es Hermand.
ESCENA VI.
Dichos
y Hermand que sale sostenido
por aldeanos.
¡Esposo mío! (los tres corren
a sostener á Hermand, le sientan
en un sillón, y se van los aldeanos.)
Alher. \ Amigo!
Adolf. ¡Padre!
Conra. ¡Perdón!.... ¡perdón!.... (se
arrodilla delante de Hermand.) sombra
sagrada de H.'rmind.. .
Herm. ¿Qué dices Conrado? No es una
sombra la que ves , soy Hermand, es
tu amigo que te abraza cordialmente.
Canta. ¡Abrazar ú tu asnino! (como
fuera de si. )
fíerm. No , no ; fu eres mi amigo.
Conra. ¿Así tratas á tu verdugo?
Herm. Alberto , Matilde , nada creáis
de lo que dice Conrado. El era quien
me seguía , el que Intentaba deten-
de rme.
Conra. ¡Defenderle! ¿yo? ¡Oh tormento
(aparte.) sin igual!
Herm. ¿ Por qué te apartas? ¿desconoces
acaso á tu amigo? tranquiliza-
te.... La cruz de acero que llevo
siempre debajo de mi gorra , ha disminuido
el efecto de los terribles
golpes que me dió en la cabeza el
asesino.... Perdí el sentido á pesar
de eso. Caí en tierra , y á poco rato
vuelvo en mí: hálleme en los
brazos de unos aldeanos que con el
mnyor afecto me asistieron , mí confortaron
, y me han conducido hasta
este palacio. Mír.une ; tu amigo respira
todavía, y siempre es el mismo
para eMimarte.
Conra. ¡ lastimarme tiií (con dolor.)
Herm. Dejad que me arroje á sus brazos
(/liberto y Matilde le sostienen
mientras abraza ¿i Conrado. ) que le
estrehe á mi corazón.
Conra. ¡Oh Hermand! ( romo desesperado
por los remordimientos.)
Herm. ¡Conrado! querido Conrado, concédeme
una gracia , yo te lo suplico
, y la apreciaré aun mas que haberme
salvado la vida.
Conra. ¿Qué dices? habla: mi sangre,
mi ecsistencia , todo.... todo.
Herm. Olvidemos, pues;, lo que ha pisado
entre nosotros.
Conra. Es imposible.
Herm. Conozco tu corazón : sé que está
inocente.
Conra. He sido tu asesino: pero ( con
fuerza.) te vengaré.
Alher. A mí pertenece esa obligación
(con dignidad^. Según he sabido,
cerca de estos sitios se reúnen esos
malvados. Vos debéis conocer el lugar
en que celebran pus sesiones. Indicádmele
y yo me encargo de vengar
á todos.
Conra. Alberto, por lo que sufro conoceréis
los crueles remordimientos
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