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mas ¿proposito para acción tan importante
; pero temo....
iV.° 7. No dudéis que Conrado cumplirá
vuestro decreto. Yo me encargo
de persuadirle: un hombre que acaba
de herir á su amigo , no tendrá
reparo en asesinar á Alberto , cuando
se trata de conservar su vida.
i\r.° t. Jueces, ¿consentís en que se
perdone á Conrado si se decide á asesinar
á nuestro enemigo ? ( todos levantan
la mano en señal de aprobación
. ) Haced que venga el reo. ( á
un guardia.) Vosotros considerad
vuestros deberes, y vuestros juramentos
.
ESCENA V.
Dichos, y Conrado conducido por un
guardia,
JV.° 1. Confesáis que vive ílermand
todavia ?
Conra. Sí.
iY".° 1. ¿Sabíais que estaba condenado í
muerte ?
Conra. Lo sabia.
N.° 1. Por esa desobediencia habéis violado
vuestros juramentos y ofendido
al tribunal. Este cumpliendo con
sus estatutos, que debéis conocer,
ha decretado vuestra sentencia ( le
enseria el libro). Leedla.
Conra. j La muerte !.... Estoy pronto.
iV.0 i. Aun podéis evitarla: pero habiendo
engañado dos veces al tribunal
, es necesario que deis una prueba
incontestable de vuestra sumisión
á sus órdenes si deseáis aprovecharos
de su indulgencia.
Conra. Espücaos.
iV.° 1. En este momento recorre ese
bosque inmediato uno de nuestros
mayores enemigos. El tribunal ha
decidido que perezca, y este decreto
debe egecutarse al instante. Su cabeza
está proscripta: su sangre nos
pertenece por las leyes: diez subalternos
del tribunal andan en su
busca, y parece imposible que logre
libertarse de su* puñales» Con
todo á vuestro brazo fn concedido
este tribunal el alto honor de vengar
su agravio. Si obedecéis , es-
tais perdonado.
Conra. ¡Conservar mi existencia (con
indignación. ) á costa de un asesinato
! ¿ Quién es el reo ?
N.° 1. Se halla en vuestro poder.
Conra. ¿ Su nombre ?
N.° 1. Alberto de Sajonia.
Conra. ¡Alberto! mi amigo! mi huésped
! (con vehemencia.) aqui tencis
mi corazón, monstruos horrendos, saciad
vuestros deseos , pero desgraciado
de aquel que atente á la vida
del duque. Yo castigaré su iniquidad.
N.° 1. Ya le escucháis. Conducidle.
( Cercante los guardias.)
N.° 7. Deteneos, (al n.° \. torna la
varita y al ir á romperla le detiene
el n.° 2' Acercaos: ¿ conocéis á
Alberto ? ( á Conrado. )
Conra. Desde su niñez. ( como reconociendo
la voz.)
N.° 7. ¿ Respondéis de su inocencia?
Conra. Respondo con mi vida.
N.° 7. Mirad lo que decís. Vuestra
persona se espone sí os equivocáis.
Habiendo ya sentenciado el tribunal
debemos creer que tendrá justas cau«
«as.
Conra. No puede tener ninguna. Alberto
ama la justicia , es el defensor de
los oprimidos , el padre de sus vasallos
: tales son sus virtudes : citadme
sus vicios , y entonces os obedeceré
.
N.° 1. Es el enemigo mas terrible qu*
tienen los jueces francos.
Conra. ¿ No son ellos también los suyos
?
N.° a. Ha jurado perdernos.
Conra. Y vosotros queréis asesinarle.
JV.° 7. Escuchadme Conrado ; vos te-
neis una hermana , un sobrino , /
muchos dependen de vuestra ecsis-
tencut: las hazañas que habéis be"
cho en Palestina ; vuestra géneros»'
dad , en fin tantas virtudes que °f
hacen recomendable , no han p0^-
do absolveros ante un tribunal 111
flecsible ; pero esas mismas virtud
ios
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