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De Don Antonio Marttne^.
al hij© de Otón su hermano, que de Jas Barras á Italia
porque un laurel los enlace,
y á un odio antiguo suceda
una concordia inviolable ;
que aunque desvocado corra,
no hay enojo que no pare,
en pisando aquella linea
ultima de los mortales.
Dexóme el Duque el govierno,
que para un peso tan grave,
vio , que de Hypolita entonce!
no eran los ombros capaces.
Yo quise darla el marido,
que fue elección de su padre;
y aunque en su busca discurren
desde la sagrada margen
del Tyber , hasta donde son
muros de Italia los Alpes,
Orón no tuvo tal hijo,
o no encontró para hallarle
camino la diligencia,
en la noticia de nadie.
Pues perdida esta esperanza,
en quien pudiera emplearse
la Duquesa, como en mi ?
un blazon nos hizo iguales.
Siempre con los Galeazos,
mis progenitores grandes,
se lian mcsclado los Esforciasj
y Lombardia bien sabe,
que su Corona conoce
las frentes de mi linage,
y yo me la hubiera puesto,
si dexára apelillarme
de mis deudos ; pero todos
no son mérito* bascantes
para alcanzar la Duquesa,
quando ella, contra dictamen
de su difunto padre , quiere
al Rey Don Alonso darle
la mano y Milán 5 | un tiempo:
pero quien habrá que aclame
al Aragonés , sufriendo
con indigno vasaUage,
pesada coyunda labre Z
Y sabiendo que ella misma
quiso partir á intimarle,
que venga á Milán, por sef
al bien publico importante,-
la aseguro en esta torre,
sin mas familia á quien mande,
que una criada : á su dueño ap,
tra) dora , á mi favorable.
Esto es lo que tu no ignoras,
y es de calidad mas grave
la que has de saber j y asi,
tu vida está en obligarme:
secreto , y lealdad Enríco,
justo , ó injusto , constante
siempre de los poderosos
sigue las parcialidades.
Y advierte que solamente
mis pasos han de fiarse
del silencio de la noche,
de los rayos materiales
Toma la lu%.
desta antorcha , y de tu labio;
pero esto basta á quien sabe*
que premia el poder con oro,
y que castiga con sangre.
Enr. No dudes nú fee : lia tirano!
Gal. Aqui Enrico , has de guardarme,
no recuerde la Duquefa.
Levanten los dos el patío , y miren
acia ¿entró,
Enr, No será el hallar la fácil, ap.
Cal. Ya me enseña el resplandor,
que al quarto su luz repara,
su lecho , y ella dormida
entre los matices reales
de oro , y purpura. Enr. Es posible,
que no creyó mis verdades
la Duquesa ! Cal. Gozar quiero
la ocasión.Efl.Quc un riesgo aguarde?
si no leyó el papel ? Cielos 1
Gal. No sabrá quien me culpare^ .
que grandf.s fortunas, pide
A i
deicg,
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