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El poder de la inocencia, o los moros de Granada Zegries y Avencerrages
Valencia, 1824
Seite: 11
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Spanische Comedias

  (z. B.: IV, 145, xii)



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Los moros <

al incendio ó al puñal,
Celima, que vérse objeto
de tu venganza. Alam. Te engañas,
Abucar: del fin funesto
que os amenaza, ella sola
ha de librarte : yo vengo
á conducirla a Granada.
Celtm. Qué es lo que dices? No quiero
del asesino fatal
de mi familia, censuelo
ninguno recibir. Cuando
el horroroso decreto
de Almanzor no lo evitase
el santo Ala, defendiendo
á mis hijos y á mi esposo
moriré; pero tiñendo
antes las armas en sangre
de los Zegries. Abuc. Sí, fiero
Alamír , para vengarte
de una muger, has dispuesto
el corazón de Almanzor
á esta atrocidad. Alatnír. Es cierto:
nacidos bajo el ardiente
clima africano , tú mesmo
conoces, cual yo, el feroz
influjo, el bárbaro imperio
que en nuestras almas obtiene
la ponzoña de los zelos:
tú no ignoras que el león
del arenoso desierto
es menos cruel, mas fácil
de vencer que nuestros pechos,
cuando se les arrebata
violentamente el objeto
de su amor. Mi corazón
ardia en el dulce fuego
que Celima le inspiraba,
y cuando todo mi afecto
poseia , cuando amante
fe rendía mas sincero
mi cariño , cuando ansioso
P°r unirme á ella, el decreto
antiguo (que nos prohibe
Unirnos en himeneo
con mugeres de otra tribu)
despreciaba, prefiriendo
tu mano á la mia , fui
el mas horroroso egemplo
de su crueldad, el oprobio
de mi tribu, y el desprecio

Gt uñada, 11

de la vue »a. Desde aquel
instante cruel , ios zelos,
el encono mas terrible,
el insaciable deseo
de la venganza, ocuparon
mi corazón ; y al supremo
profeta juré tu ruina
y la de los tuyos: presto
hallé la ocasión , y al rey
induje á hacer el horrendo
destrozo que en el alambra
sufristeis: mas aun no tengo
satisfacción suficiente,
ni la tendré mientras vea
que de los Abencerrages
uno conserva el aliento.

Cclima. Monstruo!

Abuc, Y el cielo permite

qué existas? Y el mismo suelo
que pisas sufre tus plantas
sin abrirse , y en su seno
confundirte para siempre!
cobarde! por qué tú mesmo
no me pediste á mí
satisfacción con tu acero?
los millares de inocentes
que aquel día- perecieron
por tu maldad, de mi culpa
qué causa tener pudieron?
te han hecho feliz acaso
tus crímenes? los lamentos
de tantos Abencerraees
que asesinados murieron,
te han dado la preferencia
qué anhelabas? pero es tiempo,
Alamír, de que pongamos
término á los de:aciertos,
á los delitos horribles
de tu crueldad: yo no quiero
que por mi causa se vierta
mas sangre: yo solo tengo
la culpa de tus enojos,
y yo solo darte quiero
la satisfacción. Escucja:
si aun existe en ti el aliento
y valor con que algún día
te conocí, si aun tu pecho
conserva alguna virtuí,
si es capaz de sentimientos
generosos, abandona


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