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i 6 Zegrics y
el hombre., mas no las fieras.
Abuc. Ademas, que Alamír solo
simple teniente se encuentra
de Ahnanzor , y nada puede
hacer sí no se lo ordena.
Almanzor es un Zegrí,
pero es padre, y en la guerra,
en el campo , en la ciudad,
jamás de su- lado deja
á su hijo : él es sensible,
y creo que la presencia
de los nuestros haga en él
mucho mas que hacer pudiera
un egército. Hasan. Es muy digna
de vuestra alma noble y beila
esa esperanza ; mas veo
creéis que esas almas tengan
los Zegriesí Los Zegiies
desconocen esas tiernas
impresiones: lo repito,
gran príncipe. Abuc. Ay Ilasan.'cesa
de combatir esta heroica
resolución , que se encuentra
■adoptada ya por todos.
El que un gran pueblo gobierna
debe dar altos egemplos
de constancia y fortaleza
á sus subditos: confieso
que el corazón se me quiebra,
imaginando la suerte
si será grata ; mas fuerza
es sufrirla. Tú conoces
ya la notable reserva
con que ccultaílo debemos
a Celima... Si supiera
lo mas mínimo, su llanto,
su desesperación fueran
inconvenientes terribles
para el logro de la empresa.
Hasan. Y creéis que sea posible
ocultárselo? Abuc. Si intentas
cumplir tu palabra, sí.
Hasan. Como?
Abuc. De'aquesta manera:
tú conducirás los niños...
Hasan. Señor... ved que mi terneza
se opone á... Abuc. No tiene medio:
ir con ellos no debieran
sus padres: ni sus parientesj
y efi este caso, quién, fuera
Abenccrrages.
de mejor satisfacción
para mi que tú? Has. Esa muestra
de amistad me obliga. Abuc. Yo
haré que Celima crea
que el medio que ella propuso
de defensa , es el que queda
elegido: Ja diré
que conviene su presencia
en los muros, por la parte
mas contraria de la puerta
de las Alpujarras : ttü,
para mejor convencerla,
la acompañarás, y al punto
que hagan la horrorosa seña
los clarines y timbales
para partir, sin que pueda
Celima*advertirlo , ve
de la ciudad á la puerta,
y recibirás allí,
sin que ninguno lo entienda,
de mis manos el precioso
depósito que se entrega
á tu cuidado: tú sabes
mi corazón, y las penas
que sufriré todo el tiempo
que tardes en dar la vuelta.
Yo á mis hijos instruiré
en tanto que se prevengan
los demás. Hasan querido,
bendiga nuestro profeta
tu comisión, y Cártama
feliz para siempre sea. (Sale Celima.')
'Celima. Hasan tarda; mas qué miro?
Querido Abucar, que esperas
para decir que ha resuelto ,
el consejo? no me tengas
por tanto tiempo indecisa:
grande novedad altera
la ciudad: ahora en la plaza
he vi^to á las madres llenas
de dolor á la mezquita
correr llorosas, y en ella
Hasan se retirá al foro,
abrazar á sus hijos, como
sí acaso temer pudieran
que se los arrebatasen.
Una rogaba al profeta
que los conservase: otra
abrazando con terneza
á su hijo único, parece
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