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Siempre triunj
Mond. Siendo todo de esa suerte
Señor, yo no se que os diga.
Pero aun no llego á creer
su culpa ; y si bien se mira,
la cana de Federico
es la que mas le acrimina,
mas siendo bastante astuto,
acaso pudo escribirla por sembrar
entre nofótjros
la dounion y ojeriza,
ó tjl vez con otros fines.
Alex. ¡Ahí todi d di disipa
el concordar con la carta
las anteriores noticias.
Mond. Son equivocas no obstante.
Alex. Mas la carta las confirma.
Mond. Si las confirma, no en todo,
porque si hablarse podían,
fiar á un papel secretos
que en un descuido peligran,
ademas de ser inútil,
necia precaución sería.
j Quien sabe hasta donde extiende
sus limites la malicia í
Mas Diego de Avila llega.
Sale Diego , y hace Mondragon
despejar los Soldados.
Avil. A vuestras plantas invictas:::
Alex. Levantad. Nunca mis plantas
sufrieron envanecidas,
no digo de un Capitán,
mas de un Soldado sumisas
humillaciones; y si ahora
mis brazos no lo acreditan,
será porque huyen leales
de ensalzar á la ignominia,
ú de infectarse al contacto
de una torpe alevosía.
-¿vil. S ñor:::
Alex. Mirad esa carta,
y respondedme.
fáond. Su vista
Je infunde terror.
Alex. Noimporta,
los JÉBIjuentes practican
cieiBrosorte en sus rostros
que le mueven á medida
de su situación.
Mond. Paja eso
es fuerza que les asista
un corazón habituado
a la Inocencia, z \
al crin en.
Avil. ;Que horror! ¡q ié ira! leyendo.
instruir yo al enemigo
contra nuestra gente misma,
ser desleal á la patria,
quebrar con tal ignominia
el juramento que á Dios
y al Rey en sus siempre invictas
banderas hice ! B.en saben
quantos en ellas militan
si le he cumplido. ¿ Qué veo ?
mi constancia desanima
á golpe tan impensado;
¡ prometer quitar la vida
á un Alexandro Farnesc !::
ótraydor papel, cenizis
te hará mi.::furor::;pues:;:quando::
yo::mi leal;ad::Dios me asista, cae,
Alex. ¿Qué es esto?
Mond. Esto es demostrar
qu.ínto comprime y agita
á un corazón generoso
el rubor de la ignominia.
Diego de Avila.
Alex. Dexad.
que en su congoja le asista
yo propio; poique en su crimen
aunque despierte mis iras,
no adormece mis piedades
en urgencia tan precisa.
; Diego í
Le levwitan , y cogen el papel,
Avil. Si he sido traydor,
Cielos, 5 por qué no fulminan
vuestras esferas sus rayos
contra mí i poique no vibran:::
j Pero que rayo mas duro i
Alex. Mucho á mi corazón insta
este honrado sentimiento.
Diego de Avila respira.
Avil. \ Señor, yo entre vuestros bra-
yo cubierto de la indigna (zos?
sombra de una trayeion puedo
solo tolerar la vista
de un Alexandto Farnese^
No : ni aun del sol las benignas
luces que pródigo esparce
mereceré mienrras viva
con la nota de una infamia.
A/e*- E'1 Ia mayor culpa brilla
la mayor clemencia.
Avil. Veo.
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