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Por Don Gaspar
6 poca constancia mia,
atribuyas lo que viste.
Tril/. Pues á que , dime , enemiga?
Rox. Mira que pueden oirte,
Trib. Nada importa, que mi vida
se pierda , pues te he perdido.
Rox. Perderme? Trib. Que mas perdida,
que amada por Alexandro?
Rox. Quien tai ha dicho? Trib* Sus nus-
accíones, sus sentimientos, (mas
sus ojos y mis desdichas.
Rox. Yo doy , que no te mintiesen.
Que importa , que yo querida
de Alexandro esté, sino
le correspondo? Alex. Que finjan
así las mugeres! Trib. No
es eso lo que acreditas,
oponiéndote á venir
conmigo , y negando , impía,
un amor de tantos años.
Rox. Ay Tribalce , que querías
que hiciera , si en eso estaba
el conservar yo tu vida?
Trib. Como? Rox. Como si Alexandro
la libertad me ofreeia;
era por saber de cierto,
nuestro amor y::: Trib. No prosigas,
Roxana::: Rox. Este agravio, nías
que su desprecio me irrirt.
Trib. Que ni creo en Alexandro,
asechanzas t3n indignas;
ni pueden curar mi ofensa,
satisfacciones tan tibias;
y asi::: Alcx. Ve á avisar mí guardia,
Efesion. Efest. Voy. Qué maquina! v.
Trib. Si á darme de esta verdad
hoy, alguna prueba aspiras;
prevente á favorecer
un designio , en que la vida
y la libertad de la Asia, ,
pende tal vez. Alex. El conspira
contra mí. Trib. Resuelve , pues.
5o*. Qué será! nf.
*r¡b Dí , qné vacilas ?
Qué piensas! Rox. Que oirte pueden.
r'b. Nadie se vé que te i npida
elrespanderme. Sale Alcx. Alexandro,
dornas. Rox. Dioses. Tril/. Qué inpre-
•«sgracía! (vista
Z avala y Zamora, 2¿
Rox. Muerta he quedado.
Trib. Ahora se venga en mí vida.
Por la. derecha Ufe ¡¡ñon , P armenio*
y la gu.ir di a.
Efest. Aquí está ya.Pann. Qjaé mandáis*
Rox. Cierta es ya nuestra desdicha. ap.
Alex. Preso yaya ese Sogdiano,
Parmenion. A ti te fia
mi cuidado su persona.
Parm. Venid. Rox. Ah! Qué bien temía
yo este acaso! Trib. Guiad pues,
que aunque los .idos insistan
en triunfar de mi constancia,
eslabonando desdichas,
pesares y contratiempos*
no bastarán á rendirla,
ni ellas, ni ellos , porque al fin
resistirá como mia. vase con Parm.
Alex. Vos Señora , retiraos {y guardias.
si gustáis. Rjx. No se , si en vista
de este acaso, sicoma mas
ver que Tribalce peligra,
ó que Alexandro me mire af.
con ceño. Nada replica
mi obediencia. Alma, de todo
puedo quexarte á ti misma. vasA
Alex. Cruel, yo haré que conozcas,
cuanto la nobleza mia
siente un engaño , y !a ofensa
con que p^gq tu perfidia
mi proceder generoso.
Yo te amé , si , en la hora misma
que vi tus ojos, c onfieso
esta debilidad inia,
pues lo es, que un hombre , por ser
bella, á una mugerse rinda:
pero al momento que oí,
que á oiro ofic-cida tenias
tu te y tu mano, mi amor
reciente aiiogué, y con no vista
grandeza le alma, á los brazos
de tu amante te volVu;
sí mérito tuve , aquel
que ame como yo lo diga.
Pero tu, desconociendo
lo que mi virtud valia,
afectaste no tener
obligación contra! \ a,
para alucinarme. Ohlqiiítnt»
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