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:i ese primer aposento.
Marq. No voy con gusto, Madama,
pero al tin os obedezco.
Btancourt entra por la izquierda , y
Alfonso parte por la derecha.
Cond. A!i! quanto se adapta al mió
su carácter! voy creyendo
que no podrá resistir
mi corazón el afecto
que le profesa.
Alfonso d los bastidores , y después
de él Dronbell.
Alf. Aquí está. d Drojibell.
Quedar á la vista quiero,
porque este Dronbell no tiene ap.
cara de hacer nada bueno.
parte por la dercelia.
Droub. Ahora que está en el estado
mas deplorable no creo
que desprecie mis ofertas, ap.
y mas si con lo que tengo
pensado pierde Brancourt
desde este dia su afecto.
Madama , aunque los dcsayres
continuos que me habéis hecho
mi olvido disculparían,
cuidadoso del efecto
que os causaría aquel orden
injusto que os di ayer , vuelvo
á ver como estáis.
Cond. Estimo,
Dronbell, el cuidado vuestro,
pero debéis su-poner
que á quien resistió el funesto
golpe de perder al Conde,
no podria en ningún tiempo
abatir otro infortunio.
Leí al instante aquel pliego
del Rey con serenidad:
porque á mas de que venero
sus providencias , he visto
que no es tan liero el aspecto
de la pobreza en que me han
sumergido sus decretos
como creí. Viviré
tan alegre en el funesto
estado de mi pobreza,
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como he vivido en los tiempos
de mi opulencia.
Al paño el Marq. Esta joven
me encanta cada momento
mas y mas.
Dronb. Yo no lo dudo,
Madama , pero contemplo
que unidas tantas desgracias
han de rendir vuestro esfuerzo
si no buscáis el alivio.
Cond. Ya en mi paciencia le tengo.
Dronb. Si fuerais menos ingraxa
á mis finezas , yo creo
que no seria difícil,
mediando mi valimiento,
que os volviera la pensión
el Rey.
Cond. Todos sus decretos
son justos, y revocarlos
no puede su entendimiento.
Dronb. Yo sé que sí , y quando no
los caudales que poseo
serán vuestros.
Coyid. Basta , basta,
que habéis olvidado creo,
quien soy, ó que habéis perdido,
antes de venir el seso.
Estas riquezas, que acaso
la iniquidad , el exceso,
ó la ambición ha juntado
podrán servir en efecto
para ablandar los rigores
aparentes y funestos
de una astuta y libertina
coqueta ; pero sois necio
en pensar con armas de oro
rendir los hidalgos pechos.
Y en tin , Madama Varrone
soy siempre : no olvidéis esto
si deseáis en mi casa
tener otro dia asiento.
Dronb. Ahora es ocasión. Madama,
aunque vuestro nacimiento
y decoro , sé , creía
á la verdad no ofenderos
con lo que os propuse ; pues
cerca tenéis un exenq lo
B de
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