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(Un U móyor firme**.
Dar. \Ahí sí: yo me iatereso tambitn
ta la conservación de vuestros üits. Detesto
, como vuestro hermano, !a ferocidad
de esta costumbre, y auxiliaré coa
todo esfuerzo sus deseos.
Lan. j Ay , señor ! que yo no puedo exi-
roi: v;!a sin quedar cubierta de ua
ete; i .x oprobio.
Joven ffrsí.i Tanto puede la preocupación
sobre vosotros?
La*. ErrrtrWf* ti del país, y yo destruí
» c la núa.
Joven drac. Quaudo no logre enmendarla,
lograré á lo menos castigar tu obstinación
: sí eruel, yo haré patente eJ arca
fio del víncuo que nos une: yo declamare
contra la ley ; abjuraré mi ministerio
, y correré á derribar el ara que
preparan eses bárbaros.
En acto dj partir arrebatadamente,
Lan. Detente : no te pierdas,
Corriendo é detenerle consternada.
Dar. ¡ ü desventuradas criaturas!
Joven Br:ic. > A que, si nada han de poder
mis ruegos?
Lan. ¿ Por que exiges de mi tal imposible
?
Dar. Si valiera algo ron vos mi ruego:::
si quisierais abrazar un consejo de mis
años, tai vez.....
Lan. Vos^me agraviáis, señor , si me
juzgiis capaz ue aborrecer mi existencia.
La amo , y desearía conservarla sin
riesgo de mi opinión.
Dar. Acreditadlo pues, esperando «1 mé-
nos que la guerra fixe el destino de esta
plaza. Ella tal vez os volverá el derecho
amable á conservar la vida.
Lan. -¡Y Esl es vencido el Europeo , ha-
bré de correr hacia la pira, después de
publicar mi flaqueza: y un sacrificio que
hoy honrará mi memoria, la cubrirá entonces
de soez infamia.
Dar. En ese caso mudareis de clima , y
evitareis la afrenta. Estas horribles costumbres
solo estienden su imperio en
estas costas. Abandonad la India , interponiendo
entre ella y vuestra desgracia
el ancho Océano. En qualquier otro
país hallare'.-» un dulce asilo, y viviréis
diehesa, baxo unas suaves leyes, que
IX
la misma naturatm estableció á Jos
hombres. L';yes nacidas con* nosotros,
y no prescriptHS. por una absurda convención
ó tiranía. Leyes inmutables, y
respetadas por todo?. Leyes en fin, qoe
dictó el cielo y no el hombre , y que
no tienen por límites el tiempo ni los
mares. Si, joven desgraciada: a!,:;;;;io-
;.os de este obscuro cielo, triunf.tndo
de la iniquidad opresora ,que ha sentado
aquí impunemente su trono. Yo o?
acompañare aunque sea con pasos i túmulos
, participando de vuestra nueva
suerte , sea la que fuere.
Joven fírac j Ay Lanasa! ¿Te negarás por
ventura í tan prudente consejo? ¿Pagarás
tan mal su generosa compasión r i Te
obstinarás aun:::... No, no io creo.
Con 'vehemencia.
Resuélvete : partamos á respirar un ay-
re mas feliz en otro elisia ; y ya que
somos solos en la tierra, yaque perdimos
para siempre nuestros padres:*
Lan. ¡Oh 1 si vivieran. Enternecida.
Dar. j Si vivieran !:::... ¿ A que, se-
Arrebutado.
ñora? ¿A veros precipitar en las 11a-
R:cobrándose y esforzándose d encubrir
su a¿¿iacion.
mas "¿A llo'ar el funesto fin de su
hija ? | A veros preferir una engañosa
gloria' al placer de consolarlos en su
vej::z?
^an. Como ::; ¿Yo abandonarlos en-
Slj ectuosn.
ronces? ¿Yo respetar otra ley , que Ja
. de su gusto ? Mal conocéis la teinura
que les consagra esta infeliz, sin haberles
conocido, El ansia de unirme á ellos
en otro suelo , me hace arrostrar con
fcusro la ley , que ha abierto mi sepulcro
.
Dar. ! Ay , hija! ;Ay, dulces hijos!
lmpcii .o de su ternura , arrojándose de
improviso á los brazos de ámbos.
Jdven Brac. Señor:: : Mirando á Darvi
entre asombrado y dudoso.
Lan. ¡Piadoso cielo!::; Poseida de
sorpresa y ternura.
Dar. No puedo resistir mas tiempo el
poder de la naturaleza : no puedo acallar
sus deliciosas impulsos. Hijos que-
£ a ridos,
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