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fteordé, ne hay remedio ; por foy está»
ygttro de mi cólera; p«ro mir. Jo
qus haeet , porque él mañana , como
espere; , me hago dutüo tle la plaza,
vengaré en tí solo los ultrajes, que sufrió
por rí la humanidad estas cosías
, shvcb'ii ñdo.
Gran Brac. Tan despreciable es tu arrogancia
, corno tus amenazas inútiles.
Mvn. Lo veo, alma feroz, lo veo, conozco
tu dureza, erigida ya en sistema:
pero lo que mis persuasiones no logran,
Jo lograrán quizas.... Aléjate de mí,
Con desprecie y bsrror.
*ete , si, vete: que yo juro sobre esta
espada, sobre esta cortadora espada,
que por ninguna otra causa pudiera desnudar
mas dignamente, que ántes que
piensas he de llevar á ese Templo profanado
por tus excesos , eí espanto que
desprecias, y que á tus mismos ojos he
de pisar lasaras, salvar la victima , y
aun abolir la cosrumbre.
Gran Brac. Yo sé que respetarás el derecho
de la guerra, guardando religiosa-
méate la tregua convenida. Quando espire
, ya la viuda habrá satisfecho su sagrada
deuda, los dioses complacidos do
mi telo, y tú calmado ese furor indiscreto
.
Jóven Brac. Señor, yo os rufgo que esperéis
aquí un instante.
Monfalvan como recet'tso de que le vea
el Bracman.
ESCENA II!.
Bfontalvan, y poco después el Jóven Brac.
Mon. ¿ Qué querrá este traydor ? ¿ Precipitar
mi colera? ¿Atormentar mi corazón
, confiado en el fatal armisticio? Malvados
? ¿ con que astucia lograsteis asegurar
ese espectáculo odioso ! Yo misino
apresuré el suplicio de esa muger
desgraciada. ¿Y podré verla correr hácia
la muerte? ¿Podre ver elevarse hasta las
nubes la llama abrasadora, y cubrirse el
ayre del humo pestilente, sin correr::::
¿Adonde, iriste de mí? ¿Adonde sin
violar la sagrada fe de mi promesa? ¿He
de quebrantar una tregua ? 4 He de
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atropellar los derechos de la guerra? ¿.le
de birlar el seguro ,que ¡es di yo mismo
, y sobre el qual de^Cünsan confiados
? ¡O tregua ! ¡ o fatal ;tregua 1 tú
ahogas en mi corazón los sentimientos
de humanidad y de venganza. ¡ Ah sagaz
ministro! ¡que poco te glorificaras
este instante en los preparativos de tu
triusfo, si no contuviera mi furia el respeto
á mi palabra ! Yo te diera á conocer
por primera vez la compasión y la
justicia. Yo te hiciera humillar esa altanera
frente al imperio de la razón. Mas
ay ! que la infeliz será consumida por
Lastimado extraordinariamente.
ei fuego, sin qus mi valor pueda librarla
. En vano llegarán á mí sus rabiosos
alaridas; en vano quebrantarán mi
corazón sus lastimeros ayes. El fiero
Bracman cantará impunemente, á pesar
mió, su cruel victoria: pero yo te juro
, muger desventurada, que ya que
Arrebatado de cólera.
no me es dable reparar hoy tu infortunio,
vengare tus inocentes cenizas , de modo
que llegue á estremecerse la india toda
. Sí: sacrificaré á tu sombra tantas
víctimas, como mortales consintieron tu
desgracia. Asolaré esa ciudad de horror,
igualándola con la tierra. Convertiré e*
negro polvo esa mansión de tigres, y
ni aun dexaré á los tiempos indicio de
que existió aigun dia.
ESCENA IV.
Montalvan y el Jóven Bracman.
Jóven Brac. Generoso Europeo.
Mon. | Que me quieres? Con secatura.
Jó van Brac. Que conozcáis á un desgraciado.
Mon. Te conozco bastante, cou solo conocer
á tu caudillo.
Jóven Brac. Por co npasion no me confundáis
con ese monstruo.
Mon. ¿ Vienes á alucinarme?
Con indignación.
Jóven Brac. Vengo á que sepáis el interei
que tengo en salvar la triste víctima.
Mon. Nada me importa.
Jóven Brac. ¿Receláis acaso.....
Mon-
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