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I*
causa ? Si el feroz Bracmiti::: sí algún
Ministro del Templo::: Agitada.
Jóuen Brac. Seguidas : nadie nos observa
. Conduciendo á lentos pasos á Monta
* van.
Lun. Si vinieran::: si le sorprehendie-
sen;;:
Jóvr* Brac. Qjerída hermana, aquí tienes
al mas sensible y generoso de los
mortales. Llega presurosa conmigo á
agradecerle...
Mon. Sueño : Lanasa. Después de mirarse
y reconocerse con una agitación
extraordinaria, á un tiempo arrebatados
de su pasi'jny corten precipitada'
mente á abrazarse.
Joven Brac. ¡ Qué miro ! ¡ Qué oigol
Admirado.
Mon. ¿ Eres tú , mi adorable Lanasa?
¿ Eres tú la victima que espera ese
ofuscado Pueblo ? ¿ Tu , la infelice
viuda , cuya suerte me iuteresaba?
g Tu, aquella , en cuya defensa armaba
la humanidad este brazo?
han. Sí, querido Moníalvan , este es
el resultado de tu repentina ausencia.
En tono de reconvención.
"Mon. Dexemos para después la dulce satisfacción
deesa aparente culpa, y tratemos
solo de conservar una vida que
es la mitad de la mía.
ffcven Brac. ¿ Que prodigio es este, hermana
?'
£ian. He aquí el objeto de nú amor:
he aquí el Único mortal qae mereció á
' LaouSa.
Mon. ¡Ah! ¡que desconsuelo el mió, si
por ignorar tu situación fueras trofeo
del ciego fanatismo ! Mi tierno
amor , sin duda, me inspiro el deseo
de conocer la preparada victima,
para volverme á ver en mi llorada
Lanosa, y conservar sus auables días.
t>í , bárbaros : no os gozare s» ca su
dolor y ti mió : respetareis su ju-
Tr ans portado de su pasión, y poseído
de furor.
venttid j Ó como rabit sa fiera despedazaré
vuestros tnsenúfeíes pechos:
inundaré cu., vuestra sangre esa vega;
redu cé á p'dvo ese Ttmpio : f asolaré
vuestros hogares miserables. Sí,
feroz verdugo: no te fies en el seguro
déla tregua, pues no es ya-.tiem-
po de respetarla, quando peligra todo
el descanso de mi alma.
Lan. No, querido Montalvan , no te
aventures si quieres que yo viva:
dispon de tu Lanasa j pero evita á
mi corazón el sobresalto con que
¿ obrespitada, y con ¡a mayor zozobra»
late, al acordar tu peligro. Si te hallaran
en esta estancia.:: Vete , huye
presto: yo te lo ruego. ¡ Infeliz!
¿Nj oísteis rumor hácia esa parte?
Cubierta repentinamente de temblor.
Joven Brac. Todo está en silencio.
Tranquilízate. Después de parar cuidadosamente
el oidu hacia la puerta.
Lan. No es posible: es mucho lo que arriesgo
, si por desgracia....
Mirando afectuosamente á Montalvan.
y después ó su hermano como avergonzada
.
Mon. No mas, amada mia 7 yo sacrificaré
é tu quietud el dolor de apartarme
de este sitio } descansa en la
esperanza de unirte para siempre á
tu querido Montalvan , y sigue en
todo la voluntad de tu tierno hermano
. Vamos j no aventuremos en U
dilación tan importante triunfo.
Joven Brnc. Venid , os mosrrarc el pa-
rage donde debéis aguardarme : y tu
prevente á seguirme, que al momento
vuelvo.
Mon. A Dios Lanasa mia : consérvame
en tu corazón, mientras el mió celebra
la ventura de volverse á ver en
tus ojos.
Lan. I Ay ! no tardes , que kon
Ai Joven Bracmnn temerosa.
ya pocos los momentos que nos concede
la suerte.
Joven Brac. Nada ternas.... En acto de
p> rtir y y suspendiéndose al ver á £!#•!
tima.
ESCE-
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