http://dl.ub.uni-freiburg.de/diglit/zavala1790d/0010
perje
indiscretamente. Ahora,
si vuestra maña inducirla
sabe , á que con vos se case
gustosa j yo me holgaría
mucho de ello.
Dist. Pues, Señor,
sentencia definitiva:
Veis este auto? mostránd. un pliego.
Ric. Bien temí ap.
este golpe.
Dist. O vuestra chica
*se casa conmigo , ó vos
* me pagáis, ó al medio dia
•queda el molino y la choza
embargado. Vos decidla
lo que os parezca en el caso,
que yo daré bien aprisa
un4* vuelta por acá
á ver lo que determina:
en el supuesto, de que
ya que la Señora mia
no tiene piedad de un tierno
amante , que así suspira
por ella , no ha de tenerla
él , de vos , ni de ella misma.
Si aqueste madurativo
no aprovecha , ni camisa ap.
he de dexarles , pues ya
que los dos de mí se rían,
no se reirán de mi plata,
Con que::- Vaya , hasta la vista.
Parte pur la izquierda.
ESCENA III.
Ricardo , y poco después Editar da c Isabela
por la derecha, cada una con un
cántaro de agua.
Ric. En qué duro compromiso
va á ponerme su codicia
y su impiedad! Pobre Eduarda,
quánto la suerte conspira
contra los dos! Ella viene
y yo no sé que decirla.
Isab. Allí está tu padre á Eduarda.
Ric. Cómo
o amigo, 3
has tardado tanto , hija?
que ya estaba con cuidado.
Eduar. Señor , porque entretenidas
hemos estado cogiendo
estas flores : yo creía, ....
que no habíais de llevarlo
á mal, que si no::-
Ric. Pues , hija,
creíste bien. Su virtud
me hace ver hoy su desdicha
con mas dolor! Isabela,
sube las dos cantarillas
al molino , mientras yo
hablo en cosa muy precisa
á Eduarda.
Isab. Bien está.
Toma el cantarillo de Eduarda , y sube
con los dos al molino.
ESCENA IV.
Ricardo y Eduarda.
Eduar. Qué será! Todo me agita. ap.
Ric. Y bien , en la situación
en que nos vemos , querida
Eduarda , qué partido
tomaremos ? La alma impía
de Distoorn , acaba ahora
de intimarme , que en el dia
te obligue á darle la mano,
ó le pague la crecida
suma que le estoy debiendo:
porque de no , determina
embargar aquellos cortos
bienes , que nuestras continuas
desgracias nos han dexado
para p^sar esta vida
triste , con no poco afán.
Yo no tengo,Eduarda mía,
quien tal cantidad me preste
para acallar su codicia;
y por otro lado veo,
que obligarte yo á que vivas
sumergida en un perpetuo
dolor , casándote , hija,
con él á disgusto , nunca,
A 2 nun-
http://dl.ub.uni-freiburg.de/diglit/zavala1790d/0010