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12 Com
muy amargo, el ver á entrambos
en la mas triste é impropicia
situación , porque quisisteis
hacerme feliz. No , viva
Eduarda, sin trabajos,
ni sustos , en compañía
de Dhtoorn , y vos sin el
peso , que tanto este dia
os agovia , de esa deuda, .
pues no han bastado á cubrirla
mis afanes , y mas que
pierda yo tan alta dicha.
Jos. No perderás , que Distoorn
imitando la hidalguía
y la virtud de los dos,
quando del todo este dia
no le perdone.esa deuda,
porque.sea muy crecida,
le data el tiempo preciso
para que pueda extinguirla
Ricardo , sin poner hoy
en* el compromiso á su hija
de casar con él por fuerza
Dist. No haré tal por vida mia.
Sí, pues estoy para gracias,
[' con unos zetos, que;:- Chispas
echo por los" ojos.
Jes. Oh alma ap.
cruel!
Dis¿. Vamos : ó la chica,
ó el dinero.
Ric. Id , embargad
los bienes, que mis desdichas
respetaron , sin que os duela
' mi dolor , ni el de mi hija.
Dist. Ya se vé , que iré.
Esmit. No iréis,
hombre inflexible, alma impía?
que aun hay quien lo estorbe.
Dist. Ola,
y quién le ha dado golilla
paráoste entierro al mocoso?
Esmit. Una voz desconocida
del alma vuestra, que hiere
intensamente la mia.
La voz de la humanidad 1
es Ja que á amparar me obliga
nueva.
á los dos , y á destruir
vuestras máquinas impías.
Según vos mismo habéis dicho»,
asciende á ochocientas libras
la deuda , no es esto?
Dist. Así es.
Esmit. Aquí están pues: tu respira áEnr.
con desahogo , entretanto,
que yo rindo á la divina
providencia , quantas gracia»
la debo , porque benigna
me dexó un arbitrio , para
enmendar vuestras desdichas»
Enr. y Ric. Pero cómo?
Esmit. Acabo ahora
de vender aquella viña,
que me quedaba, y con que
hasta hoy me mantenía,
aunque pobremente.
Ed»jr. Oh , Dios!
Padre,y tendremos, á vista
de una acción tan generosa,
tan grande y tan nunca oida,
valor para ver á Esmit
en sisuacion tan impía
por nuestra causa?
Esmit. Eduarda,
no me quitéis este dia
la gloria de haber cumplido*
cor "el deber que me inspira
la verdadera amistad,
que profeso á Enrique. El dia
mas agradable y feliz
de t©dos los de mi vida
es éste-, en que á costa de
un corto bien que tenia,
le hago á él dichoso, y á vos
os libro-de la excesiva
desgracia de desposaros
to n á disgusto. Sí, digna
y virtuosa Eduarda:
sí, amigo Enrique , mi dicha
llegará á su colmo , como
por este medio consiga
ver unidas'para siempre
dos almas , que pretendía
«eparar la suerte, y tu
creas
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