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Ana y í
seducir aquel sencillo
corazón , ia mas amarga
idea de mi delito,
y su peligro, me ofreee:
ya me parece que miro
á Ana bella revolcada
en su sangre , y que su impío,
su* cruel padre traspasa
con el ac;udo cuchillo
veces mil su pecho. Ya
en sus últimos suspiros
mi favor implora ; sí,
sí ,. ya hiere mi oidos
su voz : Sindhám , Sindhám , dice,
corre , corre á darme auxilio.
Bárbaro Milord espera,
deten el golpe atrevido,
y no acabes una vida
por quien yo, sí::- Que' delirio-,
que' ceguedad me produce
mi mismo dolor , mi mismo
sentimiento! Ah , Sindhám triste*,
qué lejos está el alivio
de tus- penas ! Ya tu crimen
que se descubra es preciso,
si insiste el Milord- en dar
esposo, á su hija ; miro
mi muerte y la de mi esposa
infalibles quando altivo
su padre-nuestra unión sepa.
Si una pronta luga elijo
por seguro áVftUe*trO riesgo,.
donde iré destituido
de todo? CoD qfli amargura
no tere* al ama; le echuo
de mi esposa y mi Pamela
cruzar montes , trepar riscos
y- sufrir calamidades !
I>a hambre 4 la sed , los activos •
rayos del sol , y el cansancio
daritn un fifi prolijo
i sus dulces vi Jas , sí.
Pues qué medio, que' camino
seguirás , Sindhám , en ta atas
angustias ? Quál ? El 'mas digno
para un corazón cansado
de lidiar con su conflicto;
el1 morir ; sí, sí ,. muramos:
idhám. 13
saca el puñal.
enmendamos el destino
de Bella así , este borrón
que en* el papel terso y limpio,
de su claro nacimiento
cayo acabe ya conmigo:
quede otra vez blanco, sí:'
de.ve su honor redimido:
goce del Milord la gracia,
y viva por muchos siglos
venturosa; y tú Sindhám,
pues cometiste el delito
de- hacerla infeliz, acaba
al furor de aquestos filos.
Va á herirse 1 sale precipitadamente
Ana^ y dando un grito descompasado
le detiene el brazo.
Ana. Sindhám, qué haces? estás loco?
qué frenesí, qué delirio
te precipita á una acción
tan temeraria ? Tú mismo
contra aquella amable vida
por quien yo aliento y respiro;
Sind. Sí, Bella, sí; cómo quieres-
que yo viva ya tranquilo
un - instante, contemplando
que 'be manchado tu honor limpio-
y te he expuesto á los rigores
de un Padre? No, no, abomino'
ya la vida , la aborrezco;
déxame morir.
Ana. Qué has dicho,
caro Sindhám ? Así rinden 1
tu noble y heroico brio
h'á adversidades ? Ah !
Me avergüenzo de decirlo;
donde está aquella virtud
que tanto ha resplandecido
en el alma de Sindhám ?
Las desgracias , los conflictos,
los infortunios' conducen
á \.m corazón poseído
de religión-, de nohleza,
y de amor i tan indignos
y tan detestables hechos?
Ah ! No, no: miente quien dixo 1
que Sindhám me ama.
Sind. Ay espesa '
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