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14 Las Vkth
Ese sojo eá mi delito-
Mi amor me ofreció el puñal:
mi amor arnio el brazo altivo;
y mi amor::-
Ana. Tu me amas ?
Sia¿ Ah I
Ana. Pues si me ama? , Sindha'm mió,
por qué coa tu triste muerte
quisiste añadir martirios
á mi corazón ? No ves
el evidente peligro
en gue quedarán las vidas
de Ana y Pamela m el digno
brazo de Siudhnrn. las falta í*
Dadas tú que mi carino
con mi vida acabaría
ea aquel instaure mismo
que tu espirases ? No niego
que he dado por tí al olvido
mi honor, mi padre, mi sangre,
y aun á los piadosos gritos
del cielo kú sorda, par
ser toda de mi carino;
qs verdad que quantas ansias,
«mantas penas y conflictos
me cercan de este amor nacen;
lo se' : mas solo un suspiro
de Siudluím, una temara,
un sentimiento nacido
de su amante corazón
recompensa estos martirios.
Pues , por que hemos de tratar
de morir ? No , esposo mió;
vivamos para que viv^
Llega dios bastidores de la izquierda,
y saoa á Pamela.
este fruto peregrino
de nuestro amor : vuelve, vuelve
los ojos , Sindlníni querido,
á esta infeliz criatura;
nacida á pagar delitos
de sus padres , que no dudo
que quedes enternecido:
mírala ya con su madre,
Arrájanse ambas á los pies de SiB*
dhám, y este las vuelve el rostro
enternecido.
bañando con su continuo
¡s del amor,
y tierno llanto tus plantas.
No mis ruegos, Sindha'm mió,
te conmuevan , no mi llanto,
no mi amor , no mi peligro,
sino el de aqueste pedazo
de tu corazón. Los gritos
de su ternura resuenen
hoy , Sindhám , en tus oidos.
Oyelos : la humanidad;
sí, tu paternal carillo,
la naturaleza, todos
lo mandan; y yo lo pido
por mi amor , pero si acas»
pueden tan poco contigo
el amor , la religión,
nuestro llanto, y el peligro
en que quedamos , que insistes
en acabar á los íilos
de ese puñal , de este modo
Quítale la espada de pronto , y se
amenaza,
tu debilidad imito.
Sind. Qué haces ? Tente.
corriendo ú detenerla.
Ana. De una vez
acabo así mis martirios.
Sind. Tente.
Ana. Si das otro paso,
con este acero divido
mi corazón* De tu oqmm
despide ese ^basilisco,
6 i un tiempo muramos.
Pamel. Madre,
qué queréis hacer?
Sind. Yo espiro.
Ana. l\ \p, morir, pues lo quiere»
hoy tu padre y mi destino.
Painel. Mi padre ? Pues donde está
ese cruel padre mió ?
Ana. Vesle ahí.
Pamel. No , madre mia;
que estáis engañada digo,
pues si este fuera mi padre
ya se hubiera enternecido
al vernos llorar.
Sind, Ay hija!
Ay Ana bella ! Ah destino!
Ay triste Sindluun! Ü cielos,,
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