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Ana y £
colmen d<? Iricnes por esta
caridad* Con qué alegría
parto al trabajo ! Buen Dios,
ele Ana y de Pamela cuida.
Sube al monte : repite la música la
cantinela con que se empezó este ac-
to; y salen en trage humilde Ana
y Pamela.
Música. No cambiara un jornalero
su miserable azadón
por toda la vanidad
del oimiento señor.
Unos. No .„no , no.
Otros. No , no , no.
Todos. No , no , 1105
que el Seííor no goza siempre
la paz de que gozo yo.
Ana. Tarda mi esposo , y mi amor
sin su dulce compañía
no se halla bien, Donde , ciclos,
habrá ido ? Amada bija;
tampoco está aquí tu padre.
Oh Dios, y quánto se agita
mi espíritu contemplando
su despecho.
Paniel. No se aflija,
madre mia , que habrá ido
á traernos pan.
Ana. Alivia
tanto su virtud mis penas,
que no puedo sin su vista
descansar , ven , preguntemos
á esta gente si por dicha
le han visto pasar.
POMél. Sí , vamus. .
Ahora acabará de baxar Sindhám con
un tronco sobre los hombros: Ana le y<?,
y corre hacia él con Pamela.
Ana. Pero que es lo que divisan
mis ojos ? Sindhám.
Sind. EspOMÍ
• pronto en la choza que miras
dexo el tronco, y volvere
i gogar de tus caricias.
Am.Y^ te ayudare, porque
B€a neuos tu fatiga.
Entre los dos enti n el tronco en la
primera cabana.
ndhdm. 23
Sind. Que amor!
Ana. Que' virtud!
Painel. Qué padres
tan buenos tengo ! seria
venturosa si mi abuelo
fuera así , pero se irrita
mucho , y ( ahora que no lo oyen)
es muy cruel : no se lastima
de nada. seden los dos.
Sind. Amada Pamela,
llega á mis brazos aprisa
para que aquesta tnrea
con mayor júbilo siga, abraza áPatn.
Pamel. Y mi madre, y yo qué aremos?
Sind.DeflCUraar , amada hija,
que no son estos trabajos
para las dos ; no sois dignas
de este abatimiento.
Ana. Al) !
quánto, Sindhám, martirizan'
. mi corazón esas voces !
Ana fué solo nacida
para amarte, y::- no Sindhám,
no hablemos ya mas de dichas,
de timbres, ni de riquezas:
mi corazón abomina
unos bienes que á su arbitrio
la fortuna los disipa.
Yo no puedo ya, ni quiero
ocupar la idea mia
que (tro objeto que Sindhám;
Sindhám y su tierna hija
serán todo mi placer,
mi consuelo y alegría:
pero no puedo sufrir
que alivies nuestras desdichas
tan á tu costa. Yo quiero
mil muertes ántes.
Sind'. Respiga,
respira , esposa , y desecha
la piedad con que n¡c miras;
guárdame tu corazón,
y tu volunt'ul sencilla,^
Bella, y verás qu, son dulces
á Sindhám estás fatiiiaa*
jiria.Qaé es lo que dices? Pues qué
crees que es mi alma distinta
de la tuya ? Mi pasión
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