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¿o hus Víctinu
al monte, ella es-t señora,
llegaos aquí. Qué aíiigida
se pondrá !
Ana y Pamela recogen la ropa, y se
vienen á Ricardo.
Ana. Qué me mandáis,
Señor ? Pero qué registran
mis ojos ? Sindham.
Ve á Sindkám , corre precipitadamente
d el , y Ricardo la.detiene.
Ricar. Teneos,
señora; sé que es precisa
vuestra pena en ocasión
tan funesta é impropiéis;
pero advertid que esa pena
dará antes fin á la vida
de ese infeliz , si en sí vuelve
y vuestro tormento mira.
¿Dispuso el cielo , señora,
que baxando ahora una encina
desde el monte rcsvalara,
y cayera de la cima
hasta el llano despeñado,
de modo que aunque con prisa
partimos á socorrerle,
fué ya en vano. La divina
misericordia tan sola
podrá evitar la desdicha
de su muerte.
Ana. Oh Dios !
Jiicar. Dt nada
puede servir que se aflija
vuestro corazón. Pedid
por él á aquella infinita
iniscricordia conceda
a su alma arrepentida
el perdón , y en la morada
de los justos la reciba.
Yo voy á dar al instante
á Vaturmank la noticia
de esta desgracia , y á enviaros
quien en tal lance le asista. vate*
Ana.Santo Dios, pues coronar
quisisteis hoy mis desdichas
con la mayor , concededme
fuerzas para resistirla.
Painel. Madre , qué tiene mi padre ?
^ le ha hecho esa gente enemiga
del Amor.
Llora Ana.
algún mal ? no respondéis,
y lloráis ?
Ana.Ay hija mia !
A/trazándola con ternura.
Panul. Usted me entristece , madre.
Ana. Quiso la recta justicia
castigar mi horrendo crimen,
Pamela amada. Me quita
un esposo á mí que era
el centro de mis delicias;
y á tí un padre que te amaba
tiei ñámente.
Painel. Ah madre !
Ana. Ah hija !
Permanecen algunos instantes conster»
fiadas sin separarse , en los qnales
Sindkám se incorpora sobre la parva
como volviendo de ulgun letargo ; ra-
conoce la scena pooo á poco , y al descubrir
á Ana y Pamela mira al cielo
enternecido , y quiere levantarse , la
(¡nal advertido por lus dos corren precipitada
/tiente á sus brazos con lut
primeras palabras , y permanecan
algún instante suspensos..
Sind. Buen Dios ! Ana.
Ana. Esposo.
Painel. Padre.
Sind. Bella , ya á llegado el dia
en que te dexe mi muerte
vengada de las desdichas
que te origind Sindhám.
Ya en vano el valor maquina
resistir estos terribles
instantes de mi partida.
Tú sabes quanto á mis ojos
fuiste amable , y la fatiga
con que te he visto cercada
de penas por causa mia;
ya aun el bien de acompañaría
cu la adversidad me quitan
los cielos. Yo muero, Bella.
Ana. Ah caro Sindhám 1
Sind. Alivia
tu dolor fiero , y recibe
este golpe que te enviaa
los cielos con un valor,
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