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cubro un abatimiento,
cuánto me hace temblar cada suspiro
que exhalas. Toda ave consté»! , to-
aa. Mi corazón se comprime, se atribula
, y la e con un desorden... Hace
.tres noches que no cierra el sueño
mis ojos : y en los días no he cecado
de llo'^r el rato que me na i dejado
sola. He examinado mi conducto: he
preguntado muchál veces á mi cora-
' zon si te habia ofendido, y su serení
Jad me dice que no. Yo recelo que
te pesa ya el amarme...
Con la mayor expresión di dolor.
Jeuv. Ay, Faustirta, qué mal conoces
el carácter de mis sentimientos! Todo
lo que se aman mutuamente las criaturas
de la tierra , no equivale á lo
yo te amo. Si esta segundad ptie-
de enjugar tus lagrima-., y constituir
tu ventura , sé fe iz.
Fanst. Pues bien , si tanto me amas
parte conmigo tus penas. No dices
que soy la mitad de tu corazón? pues
por qué no he de pa ticipar de loque
él sienta? Qué tienes?. No cif-ibas tu
ventura en que yo te amara ? No vives
asegurado de mi extremo ¿ Pues
qué se opone ahora á tu felicidad ?
Jenv. Ksa misma ternura , de que hacia
depender otro tiempo la dulce paz de
mi a ma , es ocasión ahora de su cruel
trastorno. 'Veoa'ejbre ufas cada momento
la esperanza de poseer tus virtudes
; y esta consideración anub!a
para mí io mas serenos dius. N.> hay
ínstame en que no te uve representes
triste víctima de tu amor, y las iras
de tu padre. Llegará , amada mi a, no
lo dudes , llegar.-i el acerbo cavo de
disponer .de tu mano la autoridad paterna
: y entonce-... ay 1 qué imagen
tan horrorosa: á mis ojos! El corazón
se estremece , y hasta el alma- quiere
¿•jübmd .narme. Q <c recur o entonces?
-£on>entiria yci, q!:e la que fue hasta
oitoradelicia de su paire , fuera después
objeto de su indignación por su
inobediencia'?. Oci inr,; oue por cum-
p irme ¡ú .una in.. »;. Ideada prom jsa,
Jenwal y Faustina.
Tuno sabes a mandilada ? No haré tan vergonzoso
agravio á mi genoroso amor. Te veré
3ü m , F.í'r lina : moriré ; pero no
mancharé la carrera de mis dia* con la
torpeza de corromper tus virtuosas
ideas. No: lo jiro; tendriaconsianoia
para recordarte tus deberes, si tú fue-,
res capaz de olvídanos en obsequio
de tu amante. ( Con la mayor entereza
. )
Faust. Basta , Jenwal , que demasiado
te amo ya , sin que te presenten mas
recomendable á mis ojos tus juiciosos
sentimientos. Yo estoy ya reoUelta á
declarar á mi padre i uestro amor: él
me quiere tiernamente : á tí te trata
mas como á hijo , que como á criado.
Le rogaré , bañaré sus pies con mis
lagrimas: itvocaré su compasión; le
pintaré con los colores mas vivos la
felicidad que me- promete nuestra
unión, y no dejará de ai.1 .>barla.
Jenv. \h , inocente, cual re engaña tu
deseo ! Si yo debiese al Cielo una
ilustre cun3, ya que no le merecí bienes
de fortuna, pudiera tal vez alargarme
esa esperanza intima
vüiiara ac ie.. xi
w <4 «■
uatu opimo ti
pero mis
padies no me dejaron otros timbres
c ¡n que honrarme, queei modelo de
su providad y columbres. Me he gloriado
de ¡mi arles: pero jqué recomendación
es esta , para qui n piensa
enlazar á su hija , tono me ha con.ia-
d > éi tnism >, con alguno de los mas
antiguos MiloresJ
jF.rnr.No le hagas tal injusticia, Jenwal.
Una de las preciosas intxun.s que
grabó en mi tierno corazón fue , bien
me acuerdo: » La virtud , me solia
decir , es la verdadera uubkeza , la
verdadera riqueza , la verdadera sabiduría
. Sé virtuosa, y todo lo serás en
el mundo." Quien me inspiraba e ta
.■.doctrina , ¿podra reproba/ que yo la
-fübseryer No lo Cftmc se expondría
tá mi juxi reconvención. Yo ¡e recorrí
jdúria , que la verdadera nobleza, la
verja lera riqueza, e» la virtud: que
BM mando que'ia amara, v que no
¿i. be ofenderse de que la une en tí.
liai ñüj no me faltarían , en este cuso,
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