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Comedia entres actos.
Enriq. También tiene razón.
Jenv. Conozco que es un crím< n en esta
época. Cerciorado de esta verdad,
no quise aventurarme ai deliro de so-
1 ici: ar ta posesión de Faustma, y me
reduge
En
á desearla interiormente,
esto qué agravio os hice ?
Enriq. Tiene razón.
Darm. Calla ttí.
Enriq. Pues tiene razón: tiene razón.
Vos sois un hombre de conciencia,
de mucho esc;úpulo, es verdad? como
que sois un negociante. P.ies que
os pongan un tesoro á tiro, por unos
dias , que yo co.wento en morir ce-
libata , que lo ser.tiré á fe mil , si
sabiendo que podáis darle un pellizco
sin
que
el a no lo conozca , no
se ledabnis'in el menor esa úpalo.Pues
dig > , el otro pobre , que le tiene á
tiro tres años ha, y se contenía con
mirarle , y decir para íu capote:
quié i pudiera.... Vaya , digo que
tiene mil razone- el señor Jenwal , y
que ha obrado como un anacoreta.
Porque hoy dh , hablemos en plata,
el que pasa por cerca de tina viña
acalorado , y tan siquiera por hume-
decer la boca , no coge un racimo,
será porque le acecha tí guarda.
Darm. Pues porque no caiga en esa
tentación , si el guarda se descuida,
tomará el señor Jen \al su aúllo, é
ir.í con él á otra parte.
Jenv. Tan g ande es mi delito?
Darm. Sí señor.
Enriq. Va de veras eso?
Darm. Y agradezca , que por su temeridad
, no le lugo enviar adonde no
le dé el sol en m icho tiempo.
Enriq. Sí por cierto, enviarle á !a Noruega
, que no es la cosa para ménos.
Jenv. Pero señor....
Darm. So me molerte mas el canalla.
Je>iv. O , qué ricro golpe!
Enriq. Cor.que ha de salir de casa, no
es verdad ?
Darm. En e! momento.
Enriq. Pues bl n , los dos saldremos 5t
upa hora , y por un i puerta.
Darm. Tú , por quéí
Enriq. Porque no me dé la tentación
de enamorarme de vos, y me enviéis
en pago , adonde no me dé la luna.
Lo dicho , Jenwal : al cabo , el señor
Durmont empieza ya á chochear,
y tiene traza de hacerse dentro de
poco insufrible. Parte.
Darm. Y tú sobrado insolente, con las
alas que te he dado. Pero voy , voy,
por que sino, es capaz de hacerlo como
lo dijo , y no he de hallar quien
gobierne mi casa como ella, y cuide
de Fuustina. No esperes (Con un eno-
j>f,rzad>.) que re despida dos veces
: lo entiende ? Bien sabe Dios que
lo siento: pero descubierto el duende,
lh¿ expongo á un chanco, si no le
aparto de aquí. Cuidado. (Parte,
mirándole con indignación.)
KSCKNA'VlI.
Jeniv.il , poco después Smirn.
Jenv. Ks creíble que sea tan abatida la
virtoj, cuando no va acompañada
del lustre y la riqueza ? Reolvnmo<:
no hay otro reeu so que humillar la
frente al destino , y obedecer á Dir-
rnont. Sí: débame este ei fuerzo Faus-
tina. Aseg&'éVa mi au'enci.i las v. maja
" que li promete este enlace. Corramos
á poner en orden los apuntos que
hay á mi carg">, y conservem s la
honradez , ya que la ventura se pierda
. ( En acto de partir desesperado
.)
Smir. Ad-uidc vas , atolondrado?
Jenv. Qué sé yo.
Queriéndose desprender de Smirn.
Smir. Aguarda. (Deteniéndole)
Qué dolor es ese, que veo estampado
en tus miradas? qué desesperación la
que manifiesta el a y re todo de tu persona
: (Deteniéndole con enojo.)
Espérate, y desvanece mi duua. Qué
tienen?
Jenv. Déjame.
Smir. Qik: re sucede ahora? Te ha declarado
Faustma la gueira? Hay ze-
IWi ? Te ha jugado alguna morisqueta
de las que suden todas ?
Jenv. A y . amigo* ( Dejándose caer
en sus brazos.) elu se casa.
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