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S. Je ni;al y
Smir. Diosla dé sucesión muy dilatad*.
Jenv. Ya perdí á Fausrina para siempre
. [Penetrado de dolor.)
Smir. Vaya con los diablos , y que te
vuelva el juicio que te tenia quitado.
Así como así , nunca gana mas el
hombre , que el día que las pierde.
Jenv. Que tal digas?
Smir. Así lo siento. Son falsas, son mudables
, son caprichosas, son soberbias
, y en tin, aun para aborrecidas
son malas.
Jenv. No todas , líe
Smir. De la mejor reniego: (Paseándose
. ) sí, de la mejor. Renieguen
ellas de mí , y quedaremos pagados.
Jenv. Ay! que no es Faustina*de las
que tú retratas. Su juicio , su modestia
, su virtud....
Smir. Es sospechoso tu informe. Estás
apasionado.
Jenv. No has conocido en ella estas
prendas ?
Smir. No la traté tan á fondo.
Jenv. Quién hay que no las admire , y
las aplauda ?
Smir. Una muger con esas prendas! Ya
puedes decir que hallaste la Cuadratura
del cí culo. Pero constancia,
Dios la dé: no es verdad? Al fin te
plantó con muJio juicio, con mucha
modestia , y virtud.
Jenv. Nu Imgas esa injusticia á su fif-
meza. Su padre es quien la casa.
Sui'r. Y por qué el vejestorio no deja
que la case el Cura? Estoy tan mal,
con que e tos padres se metan á casa
remeros. Y quien es tu rival? Puede
saberse ?
Je iv. V ingrey.
Smir. Cuan lo la falte sucesión, no la
faltaría latines.
Jenv. Ella será infeliz.
Smir. Pues no lo seas tú por ser tan
f.ituo.
Jenv. Aun mas que mi de grada , sieq»
to ¡a que amenaza á Fau .tina.
Snvr. Cuen:a , no te suceda lo que á
Aíüadi Tatner , que la mataron los
cu ad )j agrios, lú fuiste un necio,
y Darnoat luce lo que debe , en no
Fansiina.
ea¿ar a su hija con un pobre trompeta
. Si tú hubieras reflexionado , que
de tí á Faustina hay la distancia del
que tiene al que no tiene, no te sucediera
hoy ese chasco. La pobreza
se ha declarado ya enfermedad contagiosa
, y es menester huir de ella,
señor Jenwal.
Jenv. Aun por eso Darmont me ha despedido
de su casa.
Smir. No lo creí tan cuerdo.
Jenv. Tú lo aplaude; ?
Smir. No : pero hizo bien.
Jenv. Yo he sacrificado mi salud por
los aumentos de su casa.
Smir. Quizá porque no le dés otro?,
te despide. Hace bien. Vaya ; acabemos
, que yo he abandonado á mi
tio un momento por venir á verte, y
puedo hacerle falta. Es tan fátuo como
tú , aunque por otro esalo, pues
se ha empeñado en morirse sin otra
enfermedad , que la pesadumbre de
haber naufragado un buque , con algunos
intereses suyos. De manera,
que ha sido igual vuestra necedad:
pues tan loco es el que depo>ka su
felicidad en el mar , como en la muger
; y tan loco el que quiere morirse
, porque pierde una muger , como
el que enfettna , por haber perdido
una parte de sus bienes.
Jenv. Tú no has amado.
Smir. No fui tan insensato: harta desgracia
tenia con ser pobre , sin añadir
la de enamorado. En lin , señor Jeu-
wal , usted ha quedado fresco , sin
dama , y sin acomido. Pero á bLn
que le queda un verdadero am.g
que lo suplirá todo. Mugeres hay
tantas, que no faltará alguna que le
haga á Vm. perder el poco juicio que
le queda, para darle después e1 pago
que acostumbran. Fuego en todas.
Miéntras hallas una colocación á tu
gusto , en el supuesto de que mi tio
me sostiene , dispondrás de mi sueldo
de Capitán ; pero mira que no es ¡res
mucho la pierna, que no es tan larga
la sábana , como creen muchos. Digo
todo eito, con la conuicion de que
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